En tiempos donde casi todo se compra por internet, es fácil pensar que los anteojos también podrían conseguirse con un clic. Pero lo que muchas personas no saben es que los anteojos no son un accesorio de moda, sino que, al igual que los medicamentos, requieren de controles sanitarios, seguimiento profesional y condiciones seguras de venta, ¡incluso los anteojos para sol!
La visión es uno de los sentidos más importantes para la vida cotidiana. Desde el aprendizaje escolar hasta la conducción, el trabajo, el estudio, o simplemente disfrutar de un atardecer, todo pasa por nuestros ojos. Por eso, la salud visual no puede dejarse en manos de cualquier comercio.
Según datos de la OMS, alrededor del 80% de los problemas visuales pueden prevenirse o tratarse con controles adecuados. Sin embargo, en Argentina, cada vez más personas acceden a anteojos sin receta ni control óptico. La venta informal de productos ópticos creció notablemente en plataformas digitales, “showrooms” y ferias, generando preocupación en el sector profesional y riesgos concretos para la salud visual de la población.
¿Qué es una óptica habilitada?
Una óptica habilitada es un establecimiento autorizado y controlado por la autoridad sanitaria (en la Provincia de Buenos Aires, por el Ministerio de Salud). Esto significa que cumple con normas específicas de bioseguridad, equipamiento técnico y cuenta con un profesional óptico matriculado en el Colegio de Ópticos de la Provincia de Buenos Aires como Director Técnico. El título del regente tiene que estar exhibido y la habilitación ministerial, así como la oblea de profesional matriculado, deben estar a la vista.
A diferencia de otros canales de venta informal —como “campañas visuales”, ferias, redes sociales o sitios web sin respaldo profesional— las ópticas habilitadas no solo venden: evalúan, asesoran y cuidan la salud visual. Además, sólo en ópticas encontramos anteojos homologados, de calidad, seguros y con garantía.
Algunos de los riesgos de comprar sin control profesional incluyen:
-Uso de recetas vencidas y autodiagnóstico
-Cristales de baja calidad, sin protección UV
-Dolor de cabeza, visión borrosa, fatiga ocular
-Daños oculares serios a largo plazo
-Adaptación deficiente del armazón o la lente
LA DIFERENCIA LA HACE EL PROFESIONAL ÓPTICO
En la óptica, cada receta es interpretada por un profesional. Se toman medidas personalizadas como la distancia interpupilar, se elige el tratamiento de lentes adecuado según las necesidades del paciente (antirreflejo, fotocromático, protección para pantallas) y se adapta el armazón al rostro. Es una atención que ningún algoritmo puede reemplazar.
Hoy más que nunca es fundamental cuidar nuestros ojos con responsabilidad. Consultar siempre en una óptica habilitada, a cargo de un profesional óptico matriculado, es la mejor garantía.